Cuando tenia 5 años, una noche me desperté y como si siguiera una orden, me levanté, salí de mi cuarto y me dirigí a la sala.

En la sala había alguien sentado en un sillón, bien erguido, a quien solo miraba de espaldas.

La televisión estaba encendida pero no había nada, solo “ruido” y esa como “nieve” o estática que se ve cuando no hay ningún canal.

Estuve parado en la obscuridad un buen rato sin atreverme a acercarme y mirar quien era.

Tenía mucho miedo pues sabía que era alguien desconocido.

Entonces escuché pequeñas voces provenientes del ruido de la televisión que le avisaban que yo estaba ahí.

Corrí a mi cuarto y me metí abajo de las cobijas.

Afuera en la calle se escuchaban los ruidos que hacen los guajolotes.

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