Un día me invitaron a trabajar montando una exposición y dije que sí. Era mi primer empleo.

Nunca me imaginé lo cansado que sería.

Iniciamos como a las 5 de la tarde, en el Grand Hotel Tijuana, en los salones se montaría una exposición y me pusieron a cargar sillas, mesas, manteles, mamparas, cables, tubos, etcétera.

Tuvimos que montar todos los stands de dicha expo, acomodarlos, poner los tubos que separan cada stand, electrificar y poner lámparas y acomodar sillas y manteles.

Terminamos como a las 3 de la mañana. Cansadísimo.

Mi pago: $150. Pesos.

Ese fue mi primer aprendizaje de un empleo remunerado a cambio principalmente de esfuerzo físico.

Hector Rios

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